El significado de la danza de la vida
El baile de la vida es una película musical estadounidense pre-Code de 1929. Es la primera de las tres adaptaciones cinematográficas de la popular obra de Broadway de 1927 Burlesque, siendo las otras Swing High, Swing Low (1937) y When My Baby Smiles at Me (1948). La película fue dirigida por John Cromwell (que también apareció en la película con un pequeño papel)[1] y A. Edward Sutherland[2]. Hal Skelly apareció en el papel protagonista como Ralph “Skid” Johnson después de interpretar el mismo papel en la versión de Broadway en el Plymouth Theater. Participó en la producción durante cincuenta y dos semanas antes de abandonar su papel para participar en la película[3] Charles D. Brown, Ralph Theodore y Oscar Levant también aparecieron en la producción de Broadway[4].
El cómico de burlesque Ralph “Skid” Johnson, y la bailarina especializada Bonny Lee King, acaban juntos en una noche fría y lluviosa en una estación de tren, después de que ella fracase en una audición con una compañía de vodevil y él se queje del trato que recibe del empresario del espectáculo y sea despedido. Deciden formar equipo y solicitar trabajo en un espectáculo mucho mejor en “la gran rueda” llamado High Steppers Burlesque Company en Milwaukee, Wisconsin, dirigido por Lefty Miller[4].
Análisis del cuadro La danza de la vida
A los 25 minutos de empezar “Whitney Houston: I Wanna Dance with Somebody”, un biopic musical inarticulado y chapucero sobre la famosa cantante, la película alcanza su punto álgido: El jefe de Arista Records, Clive Davis (Stanley Tucci), entra en el club nocturno donde actúan Houston (Naomi Ackie) y su legendaria madre, Cissy Houston (Tamara Tunie). Cuando ésta ve al hombre de A&R tomando asiento, finge perder la voz, despejando el camino para que su hija cante “The Greatest Love of All”. Su voz se eleva hasta las majestuosas alturas que la catapultaron al estrellato. Vemos a Davis observándola. En un primer plano, casi podemos imaginar signos de dólar bailando alrededor de su cabeza. La escena es tan conmovedora que una mujer en mi proyección sacó un mechero y agitó la llama al ritmo del inolvidable vibrato de Houston.
¿Qué significaba el superestrellato negro en la década de 1980? ¿Qué dice el borrado de la relación queer de Houston y su aceptación moderna sobre los avances que hemos hecho en la representación queer negra? ¿Quién era Houston como madre, como empresaria y como líder de su carrera? El guión plantea estas preguntas, pero nunca se interesa demasiado por sus respuestas. Al igual que en “Respect”, la película biográfica sobre Aretha Franklin del año pasado, todos los acontecimientos carecen de sentido cuando se intenta abordar cada momento de la vida de Houston. Volvemos a la actuación en los AMAs, una actuación vocal en la cuerda floja que emociona pero que no aporta un punto de exclamación al biopic. En los títulos de crédito aparecen fragmentos de la actuación de la Houston real, lo que socava una vez más el papel de Ackie como cantante. Puede que la voz indeleble e inigualable de Houston siga viva, pero “I Wanna Dance with Somebody” carece de los ingredientes que hicieron de Houston una fuerza que alteró permanentemente a cada persona que la escuchó de verdad. Ahora en los cines.
Derechos de autor de películas
Aunque la relación de Houston y Brown -y su posterior matrimonio- fue muy enrevesada, todo empezó en los Soul Train Awards de 1989. En la película, Houston golpea la cabeza de Brown con su bolso varias veces en la zona del público mientras él está sentado para llamar su atención. Pero, según Brown, el flirteo se produjo entre bastidores durante la ceremonia de entrega de premios. “Whitney se acercó y estuvo chocando conmigo”, dijo Brown durante el programa “Biography: Bobby Brown”. “No paraba de chocarme. Me di la vuelta y le dije: ‘Sabes que no dejas de chocarme’. A partir de ahí fue amor a primera vista. Algo en sus ojos hizo que me derritiera por dentro. Le dije: ‘Si te pidiera una cita, ¿me dirías que sí? Ella respondió: ‘Por supuesto'”, añadió Brown.
En la película, la cantante se apresuró a decir “sí”, a pesar de que Brown le confesó de improviso que su ex novia estaba embarazada de él. Pero en la vida real, según contó Houston a Rolling Stone, al principio rechazó la proposición de Brown. “La primera vez que me pidió que me casara con él, le dije: ‘Olvídalo, de ninguna manera’. “No entra en mis planes’. Al cabo de un año o así, me enamoré de Bobby. Y cuando me lo pidió por segunda vez, le dije que sí”.Houston y Brown se casaron ante casi 800 personas en su mansión de Nueva Jersey, de 11 millones de dólares y cinco acres de extensión, en julio de 1992.La cantante lució un vestido de encaje francés de 40.000 dólares, cortesía de Marc Bouwer, según InStyle.
El libro de la danza de la vida
El biopic musical de Kasi Lemmons, bien interpretado pero ridículamente trillado “Whitney Houston: I Wanna Dance with Somebody” de Kasi Lemmons es un retrato anónimo de una artista singular, un episodio de “Behind the Music” que necesita 146 minutos para no decir casi nada sobre una voz única en la vida. Ni siquiera “Bohemian Rhapsody” fue escrito de forma tan obvia por el tipo que escribió “Bohemian Rhapsody”, ya que el guión algorítmico de Anthony McCarten recorre las distintas secciones de la página de Wikipedia de Houston con toda la fluidez de un CD de grandes éxitos rayado.
Aquí está la joven Whitney como solista del coro de la iglesia de Nueva Jersey donde descubre su amor por la música. Ahí está en la sede de Arista Records escuchando la maqueta de su futuro éxito, “I Wanna Dance with Somebody” (“Se trata de querer bailar con alguien”, dice con aprobación). Una vez que su carrera despega, el resto de su vida se reduce a una serie de reacciones poco sofisticadas a lo que haya sucedido en la escena anterior, que no expresa tanto la lucha de Houston por ser todo para todos como la desesperación de esta película por ser algo para nadie.